reinventados por Francisco Garzón Céspedes (Cuba/España)
.
.
LA
ANGUILA GIGANTESCA Y LA ANTORCHA INAPAGABLE
.
Yo cuando voy a pescar siempre pesco lo mejor de lo mejor, como aquella vez en que fui al río e intenté pescar desde por la mañana, y era por la tarde y no había pescado nada. Pero yo esperaba y esperaba porque estaba seguro de que a un pescador como yo la fortuna siempre le reserva lo mejor de lo mejor. Y así fue, ya de noche pesqué una anguila, una anguila gigantesca, medía... ¡cuatro metros! Quizás a alguien le pase por la cabeza decir que no existen anguilas de cuatro metros, sin saber que eso no fue lo más extraordinario... Como el fuego que yo enciendo no se apaga, la antorcha, que yo había encendido para seguir pescando, se me cayó al río al pescar la anguila y se hundió en las aguas, pero... no se apagó. La antorcha siguió dando luz allá abajo y yo pude marcharme, cargado con la anguila de cuatro metros, viendo bien que muy bien por donde pisaba para encontrar el camino.
Yo cuando voy a pescar siempre pesco lo mejor de lo mejor, como aquella vez en que fui al río e intenté pescar desde por la mañana, y era por la tarde y no había pescado nada. Pero yo esperaba y esperaba porque estaba seguro de que a un pescador como yo la fortuna siempre le reserva lo mejor de lo mejor. Y así fue, ya de noche pesqué una anguila, una anguila gigantesca, medía... ¡cuatro metros! Quizás a alguien le pase por la cabeza decir que no existen anguilas de cuatro metros, sin saber que eso no fue lo más extraordinario... Como el fuego que yo enciendo no se apaga, la antorcha, que yo había encendido para seguir pescando, se me cayó al río al pescar la anguila y se hundió en las aguas, pero... no se apagó. La antorcha siguió dando luz allá abajo y yo pude marcharme, cargado con la anguila de cuatro metros, viendo bien que muy bien por donde pisaba para encontrar el camino.
.
.
YO
SÉ MUY BIEN QUE LO QUE NO HAY QUE HACER ES QUEDARSE QUIETO
.